¿Recuerdas cuando tu infancia cuando se acercaba el Día de Reyes? ¡Qué emoción! Tratábamos de imaginar qué es lo que nos traerían esta vez porque estaba claro que éramos buenos niños, ¿o no?
Esa mañana despertábamos a toda prisa, sin despertador, sin que mamá o papá nos levantaran e íbamos corriendo al arbolito de Navidad para ver qué regalos habíamos recibido esta vez. Era un día de emoción, sorpresas, alegría, sonrisas y mucho orgullo. ¿Lo recuerdas? Pues ahora que estamos más grandes nos toca ayudar a que los Reyes Magos lleguen a casa de nuestros pequeños y les lleven esperanza, felicidad y esas sonrisas que son nuestra razón de ser.
No olvidemos dejar un pedazo de rosca y una taza de espumoso Chocolate Ibarra® para que los cálidos viajeros puedan reconfortarse con todo el sabor de México.